El Grupo Farmacéutico de la Unión Europea (PGEU, por sus siglas en inglés) destaca que los farmacéuticos comunitarios desempeñan un papel clave frente al gran desafío de las resistencias antimicrobianas (RAM). Así lo exponen en un documento donde resaltan la figura del farmacéutico como un profesional cualificado para realizar servicios con el fin de detectar signos precoces de enfermedades infecciosas y diferenciar entre infecciones víricas y bacterianas. “Las farmacias puedan utilizarse como entornos sanitarios para llevar a cabo campañas de salud pública sobre la RAM”, expresan.

El organismo supranacional destaca que el aumento emergente y constante de microbios resistentes a los tratamientos se ha convertido en un problema de salud pública mundial que amenaza el tratamiento eficaz de las enfermedades infecciosas. De hecho, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC), cada año mueren 35.000 ciudadanos europeos por infecciones con bacterias resistentes. Esto supone un coste anual de más de 1.500 millones de euros para los sistemas sanitarios de la UE en términos de gasto sanitario y pérdidas de productividad.

El PGEU denuncia que, a pesar de que las farmacias son lugares óptimos para el desarrollo de estas iniciativas, varios países europeos aún carecen de la participación de los farmacéuticos comunitarios en los planes nacionales de acción sobre la RAM; así como en el desarrollo de políticas para combatir esta emergencia de salud pública de forma eficaz. De este modo, ponen esperanzas en que la revisión de la legislación farmacéutica europea ofrezca la oportunidad de reforzar los programas de gestión de los antimicrobianos.

Frente a esta situación, la institución comunitaria define a los farmacéuticos como una “valiosa herramienta” en la prevención de infecciones, detección, derivación o promoción de la administración de medicamentos antimicrobianos, incluido el asesoramiento sobre el uso prudente o su correcta eliminación para combatir las resistencias. Una actuación demostrada durante la COVID-19. “Los farmacéuticos comunitarios han demostrado que la red de farmacias repartidas por todo el territorio ofrece servicios de análisis muy accesibles a la población durante la pandemia”, argumentan.

Recomendaciones políticas

El PGEU hace una llamamiento a los responsables políticos nacionales y europeos a que actúen a través de diversas medidas orientadas a la potenciación del farmacéutico a la hora de manejar las resistencias y desarrollar más servicios asistenciales. “Ampliar y recompensar los servicios de farmacia comunitaria destinados a la derivación, prescripción, uso y eliminación racional de antibióticos”, concretan.

Para ello piden el desarrollo de la práctica farmacéutica mediante la remuneración adecuada de servicios farmacéuticos destinados a la realización de pruebas para el cribado de infecciones microbianas y protocolos sobre gestión de dolencias comunes para evitar liberar la presión en los servicios de urgencias o de atención primaria.

Otra factor que estiman importante es la gestión de los medicamentos antimicrobianos. Defienden la introducción de medidas que “otorguen mayor flexibilidad a los farmacéuticos” a la hora de buscar alternativas cuando no se dispone de un medicamento. También la racionalización de la dispensación acorde a la duración del tratamiento, así como la participación en las campañas de promoción de la salud.

En el ámbito de la comunicación también proponen varias iniciativas. Por ejemplo, incluir el acceso a los registros sanitarios electrónicos a través del Espacio Europeo de Datos Sanitarios. También implantar, a escala de la UE, la prescripción electrónica y la dispensación “para facilitar la recopilación de datos de antimicrobianos en humanos, lo que permitirá un seguimiento adecuado del uso de antimicrobianos”.

La entidad europea también defiende la vacunación en farmacias con el fin de la prevención de infecciones, así como el acceso de los farmacéuticos a las historias clínicas electrónicas puede utilizarse para aumentar los sistemas de alerta precoz sobre la escasez de seguimiento de antimicrobianos.


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