Alberto Cornejo Burgos | viernes, 07 de junio de 2019 h |

¿Qué tienen en común los municipios de Cilleruelo de Abajo y Quintanilla del Agua-Tordueles, ambos ubicados en Burgos, y Villanueva de Alcorón y Romanones, en Guadalajara? Primero de todo, su escasa población: ninguno de ellos alcanza los 400 habitantes. Incluso, algunos —como Romanones— apenas cuenta con un centenar de residentes. Pero hay más coincidencias. Todas estas poblaciones se han quedado recientemente, o se quedarán en próximas semanas, sin oficina de farmacia. Y en todas ellas, el que ha venido siendo su único farmacéutico abandona el ejercicio en esta localidad para dirigir un establecimiento de nueva apertura en Cantabria.

El desarrollo y finalización del último concurso cántabro de adjudicación de nuevas farmacias —que ha puesto en juego y sobre la mesa 33 nuevos establecimientos— ha constatado los desequilibrios que, dentro de la alta accesibilidad general de la que presume la red española de farmacias— pueden generar estas convocatorias entre regiones.

Así las cosas, mientras que la sociedad cántabra ve mejorada (aún más) la accesibilidad de su red, la farmacia rural castellana —y su población— sufre los daños colaterales.

No debe ponerse en duda el derecho de estos farmacéuticos a instalarse en una mejor plaza, más aún cuando ésta es conseguida a tenor de un baremo de méritos. Por ello, como coinciden en señalar los propios implicados y refrendan a EG los colegios, el foco hay que dirigirlo a las legislaciones farmacéuticas autonómicas. Y es que la LOF cántabra impide que aquel al que se otorga un nuevo establecimiento en la región pueda vender su botica de origen. Una situación también vivida en otros concursos pasados como el de Andalucía (2012), el cual también mermó ‘de rebote’ la farmacia rural de Castilla-La Mancha.

Esta prohibición es defendida oficialmente como un intento de evitar la especulación en torno a la compraventa de farmacias. Ahora bien, obliga a que la única solución posible a corto plazo sea la reconversión de las farmacias de todas estos pueblos en botiquines asociados a otras farmacias de la zona, con la consiguiente reducción del servicio.

Esta reconversión ya se ha producido en el caso de la farmacia alcarreña de Villanueva de Alcorón —la primera de este grupo que echó el cierre, en abril— y se producirá próximamente en el resto.