Ainhoa Muyo / Alberto Cornejo Madrid | viernes, 31 de mayo de 2019 h |

La planitis instaurada en el Ministerio de Sanidad corre el riesgo de alcanzar niveles pandémicos en toda la cadena del medicamento y, lo que es peor, sin que parezca haber forma alguna de inmunizarse contra ella. A lo sumo, intentar minimizar sus efectos.

En menos de un mes, la farmacia ha conocido como el Gobierno estudia implantar unas subastas nacionales “dinámicas” de medicamentos extendiendo (supuestamente mejorado) el modelo tan criticado en Andalucía y cómo en el seno de la Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial del SNS se aprobó el pasado 11 de abril un Plan de acción para fomentar la utilización de medicamentos biosimilares y genéricos que recoge algunas medidas de impacto directo en la línea de flotación económica de las farmacias.

Por ejemplo, de las líneas de actuación que recoge este Plan “a corto, medio y largo plazo”, una de ellas alude al “desarrollo de actuaciones en la etapa de dispensación de los medicamentos”. Entre ellas, una que suena a cataclismo: introducir un mecanismo de devolución (clawback) de los descuentos que obtienen las farmacias de los laboratorios por volumen de compras de genéricos o pronto pago.

Cabe recordar que en 2015 se instauró la libertad de descuentos en la adquisición de genéricos —hasta entonces limitados a un máximo del 10 por ciento sobre el PVL— “siempre que se lleve un registro mensual de los mismos conectado telemáticamente con el Ministerio” por parte de los proveedores (laboratorios y/o distribuidoras). Este requisito permite a la Administración conocer las cuantías de estos descuentos.

Ahora bien, el Ministerio de Sanidad denuncia que, dado que los descuentos son sobre el PVL, “el nivel de PVP y de reembolso queda inalterado ”, viendo así “una escasa repercusión económica tanto para el sistema de salud pagador como para el ciudadano”, algo que parece querer corregir… a costa de las farmacias, obligando a la devolución (al SNS) de los mismos. Una situación que, en especial por su poca o nula justificación, recuerda a las aportaciones económicas directas que desde 2000 tienen que realizar las farmacias al SNS en función de su facturación pública.

Cábalas sobre cómo se articularía

El documento no entra en detalles de cómo se articularían estas devoluciones, ni en qué periodicidades. Únicamente propone “la realización de una modificación normativa que tenga eficacia sobre la articulación de un mecanismo de devolución de los descuentos de las oficinas de farmacia al SNS.

Esta ausencia de concreción obliga a aventurar; a hacer cábalas. Por ejemplo, para Enrique Granda, director del Observatorio del Medicamento de FEFE, esta medida debe entenderse de forma conjunta con otra de las actuaciones ‘estrella’ del Plan: establecer un sistema de subastas con descuentos por el cual aquellos laboratorios que ofrezcan descuentos voluntarios adicionales al precio más bajo que marque cada agrupación en los precios de referencia obtengan ventajas (prioridad) en el momento de la dispensación por el farmacéutico. Así, según analiza Granda, las farmacias tendrían que devolver un hipotético diferencial positivo entre el descuento ‘oficial’ sobre el precio más bajo ofrecido por el laboratorio al Ministerio y el obtenido por la farmacia.

Pero la lógica dicta que “el farmacéutico acabará desinteresándose por los genéricos”, apunta este experto. Para ello pone un ejemplo: “Si el SNS ha conseguido un descuento del 10 por ciento, ¿para qué van a intentar las farmacias conseguir descuentos superiores si el beneficio no va a ser para ellas?”, apunta Granda respecto a una medida que convertiría a las boticas en una suerte de “intermediarias” y a la que califica de “sinsentido”. El Ministerio, continúa, “incluye en un Plan de potenciación del mercado de genéricos medidas que lo desincentivan”.

De igual manera se opina desde la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar), si bien este tipo de farmacias, por su pequeño tamaño y escasas ventas, apenas tienen capacidad de negociación con los laboratorios. “No entendemos cuál sería el mecanismo para realizarlo ya que, obviamente, si el ahorro va a ir a parar el Estado, no tiene sentido que la farmacia negocie ningún tipo de descuento”, expone a EG su presidente, Jaime Espolita.

A tenor del perfil tipo de pacientes que atienden —mayores crónicos polimedicados— la medida que más asusta a Sefar es la de las subastas por descuentos, ya que “cualquier cambio en envases de medicamentos, si se convierte en habitual, supone un alto riesgo de incumplimiento terapéutico y hace poco menos que imposible la gestión de stocks en pequeñas farmacias”. Así las cosas, el presidente de Sefar considera que, en su conjunto, este Plan podría suponer “la puntilla definitiva a la maltrecha viabilidad de la farmacia rural y el cierre de muchos establecimientos”.

Prudencia hasta su versión final

Por el momento, el hecho de que se trate de una primera versión de un Plan al que aún le quedan varios ‘viajes’ que realizar hasta ser presentado en el Consejo Interterritorial —y con cambios en algunos equipos de Consejerías tras el 26M— permite al sector albergar esperanzas de que finalmente se retiren algunas de estas medidas. Esta provisionalidad hace también que las valoraciones al texto sean condicionales. “Es un documento que toca muchos palos y que necesitaría modificar grandes leyes farmacéuticas”, indica Luis de Palacio, presidente de FEFE. Respecto a la devolución de descuentos, también lo considera “difícil de aplicar”.

Por su parte, Jesús C. Gómez, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), sube un nivel la crítica: “Es un Plan que puede cambiar todo un sistema sanitario y que crea inestabilidad: al que tiene deseos de invertir, le retraen; al que tiene deseos de innovar, le desaniman; a las farmacias las ahogan aún más… Por no decir que cualquier plan de cronicidad, adherencia o seguimiento hay que olvidarlos con este tipo de medidas”, remarca.


Según Enrique Granda (FEFE), “el farmacéutico acabará desinteresándose por los genéricos”



Jesús C. Gómez (Sefac): “Es un Plan que puede cambiar todo un sistema sanitario y que crea inestabilidad”