Han sido, y son, testigos y partícipes de la evolución de las ciudades o pueblos donde se ubican. También de la evolución de la propia sociedad, viendo pasar por ellas a distintas generaciones. Han prestado y prestan servicio a pesar de crisis económicas o naturales mediante… Mientras que también han sabido evolucionar manteniendo su esencia. Y es que donde antes los albarelos eran objetos de uso diario, ahora forman parte de la decoración. Donde las fórmulas magistrales y remedios varios eran las protagonistas, ahora lo es el medicamento industrial. Donde las mesas camillas eran mobiliario habitual en sus reboticas —en torno a las cuales se reunían intelectuales y se gestaban movimientos asociativos—, ahora puede que hayan dejado paso, y espacio, a un robot dispensador. Son, en definitiva, las farmacias antiguas. Muchas de ellas, centenarias.

Presentación del libro a cargo del autor, Salvador Raga, que estuvo acompañado por el vicepresidente del MICOF, Juventino Jiménez.

Todas con historias dignas de plasmar en un libro. Como ocurre con 101 de ellas, todas ubicadas en Valencia y plasmadas por Salvador Raga. Una obra —101 antiguas farmacias de Valencia; Vinatea editorial que fue presentada en la sede del colegio provincial y que hace un recorrido por las farmacias históricas más emblemáticas de esta provincia, así como por los farmacéuticos que las regentaban. Con sus respectivas anécdotas y curiosidades.

En conversación con EG, su autor destaca que lo que más le llamó la atención durante su investigación fue “la gran jerarquía y protagonismo” que muchos de los boticarios tuvieron en su tiempo. “No es ocioso decir que su ciencia e implicación en la sociedad los llevó a ser un referente.  Su criterio y actuación motivó que fuesen un motor de cambio de sus sociedades y, por tanto, muchos de ellos fueran alcaldes, políticos, catedráticos de Universidad y, en definitiva, personajes admirables“, puntualiza.

“Aquellas formulaciones que se producían en las reboticas posteriormente fueron pasando por mor de la industrialización y los progresos sociales a otros ámbitos de producción en los que imperaban los elementos industriales, aunque la ciencia y cercanía del farmacéutico siempre se han mantenido presentes”

Salvador Raga, autor de 101 antiguas farmacias de Valencia

Con el paso de los años (y de los siglos) las farmacias han sido espectadoras del cambio de la sociedad y han evolucionado con ella. Gracias al desarrollo tecnológico, las farmacias se modernizaron y fueron perdiendo elementos tan característicos suyos como aquellas esferas de cristal con líquidos rojos o verde que se colocaban en el escaparate para identificarse como farmacias.

Una de las imágenes más emblemáticas de la Valencia farmacéutica.

“Las farmacias han ido en paralelo a la evolución de la sociedad y aquellas formulaciones que se producían en las reboticas posteriormente fueron pasando por mor de la industrialización y los progresos sociales a otros ámbitos de producción en los que imperaban los elementos industriales, aunque la ciencia y cercanía del farmacéutico siempre se han mantenido presentes”, indica.

Las nuevas formas farmacéuticas dejaron atrás a las pipetas o las centrifugadoras. Pero, “las farmacias siguen manteniendo la humanización de la sociedad ante la preocupación directa, la medicina de barrio, el trato humano, la gestión del dolor y aquello que hace que la cohesión sea necesaria ante sociedades cada vez más individualistas”, insiste el autor del libro.

Y es que las farmacias emblemáticas forman parte del encanto de cada ciudad —en algunas tienen incluso la distinción por los Ayuntamientos de bienes de interés histórico y/o institucional—. “Son un elemento de primer orden para poder explicar la evolución de la sociedad y, aunque tengo que decir con cierta amargura que en Valencia son muy escasos los elementos visitables que nos conectan con esta realidad, sí es verdad que en otras ciudades una de las primeras preguntas que me hago al llegar es qué visitas pueden hacerse a aquellos lugares mágicos donde albarelos, botámenes y aroma a formulaciones pasadas siguen impregnando el ambiente. Ojalá el museo de Valencia sea pronto una realidad”, concluye este escritor.


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