“Nada va a ser igual en la nueva normalidad”. “Supondrá un antes y un después”. Valoraciones así se han repetido en el sector farmacéutico en los días más crudos de expansión de la pandemia del coronavirus. Una época en la que, desde su posición en primera línea de la atención a la sociedad, las actuaciones de las farmacias han estado subordinadas a la inmediatez y la urgencia. Con la necesidad de decidir “sobre la marcha” y flirteando con la incertidumbre.
Dentro de la certeza de que “nada será igual”, esa vorágine había impedido siquiera pensar en el “después” tras la crisis. Pero al igual que España ya amplía sus miras —nunca más allá del corto plazo— iniciando el camino hacia la denominada “nueva normalidad”, la farmacia también puede plantearse cuál será ‘su’ nuevo escenario una vez finalice la desescalada. Bien sea para recuperar lo ‘perdido’ en estos meses o para dar la bienvenida a nuevos requerimientos. Todo ello, con permiso (y a costa) de la Covid-19.
Las farmacias esperan una ola de agudos con patologías ‘ocultadas’ en la crisis y otra de crónicos que no han controlado su patología
Respecto a las medidas generales de seguridad, no hay dudas: se mantendrán sine die mamparas, distancias, atención con material de protección, etc. Pero si algo ha preocupado a los farmacéuticos durante la vigencia del Estado de Alarma es la (no) asistencia a pacientes crónicos. “Corremos el riesgo de que se nos caigan los crónicos”, apuntaba al inicio de esta crisis Jesús C. Gómez, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), cuando se desconocía la temporalidad que tendrían medidas como el confinamiento.
Servicios paralizados
La tónica general en este periodo ha sido la de (obligada) parálisis de esa farmacia asistencial que se impulsa en la red nacional de boticas. Incluso, a instancia de los propios colegios, que recomendaron posponer desde las pruebas de determinación de parámetros hasta cribados (VIH, etc.). A lo sumo, se han buscado alternativas telemáticas para servicios en los que era posible o se han aprovechado herramientas habilitadas temporalmente en esta crisis. Véase la atención domiciliaria.
“Son los propios pacientes los que nos llaman preguntando cuándo se podrán retomar su consulta de nutrición o cesación tabáquica”, apunta Luis García, presidente de la delegación en Castilla-La Mancha de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac). Este profesional confirma que el control de los crónicos en los momentos más crudos de la pandemia ha sido, sin más remedio, “de mínimos”.
Hacia la nueva normalidad
Al plantear cómo será la “nueva normalidad” en la farmacia, la primera pregunta está centrada en esta farmacia asistencial. ¿También nada será igual? “La atención personalizada va a ser difícil que vuelva tal como la hemos desarrollado hasta ahora; tenemos muchas dudas de cara a esa nueva normalidad”, confirma a EG María González Valdivieso, titular de la farmacia La Barbera en La Vila Joiosa (Alicante), donde se oferta una amplia cartera de servicios. Incluida una Unidad de Optimización de la Farmacoterapia que quedó paralizada. La decisión estaba más que justificada: “en ella se atiende principalmente a pacientes vulnerables”, concreta.
“Va a ser difícil mantener la atención personalizada tal como se hacía hasta ahora; tenemos muchas dudas”
María G. Valdivieso, farmacéutica asistencial en La Vila Joiosa (Alicante)
“Hemos estado explorando nuevos entornos. Por ejemplo, las posibilidades que ofrecen las vías telemáticas para el seguimiento o la asistencia domiciliaria para hacer llegar los SPDs a los hogares. Ahora mismo no se puede asegurar la necesaria confidencialidad en las consultas presenciales”, apunta González Valdivieso. Para esta profesional, esta crisis abrirá definitivamente la puerta a la telefarmacia. Un parecer cada vez con más adeptos en el sector.
Uso de apps adaptadas a la edad del paciente
Es el caso de lo acontecido en la farmacia Rey Torres, ubicada en Ferrol (La Coruña). En un principio, se optó por paralizar todos los servicios…. Hasta que se decidió apostar por las vías telemáticas para continuar (en lo posible) con la prestación. Por ejemplo, respecto al de cesación tabáquica, las consultas/entrevistas de seguimiento se llevan a cabo estos días a través de aplicaciones — “según la edad del paciente y nivel de uso de las nuevas tecnologías”— como Zoom, Skype, Facetime, videollamadas de Whatsapp… “Está funcionando bien; en especial para los pacientes jóvenes”, confirma su titular, Noa Rey, también miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Expertos en Tabaquismo (Sedet).
Como su compañera de Alicante, Rey otorga mucha importancia a la telefarmacia en el nuevo escenario: “la situación obliga a plantear la farmacia asistencial de otra manera y es una oportunidad para combinar las herramientas telemáticas con la parte presencial”, opina. Asimismo, Rey recuerda que, al margen de las nuevas necesidades ligadas al coronavirus, la telefarmacia permite seguir realizando seguimiento en situaciones como periodos vacacionales.
Luis García también coincide en que “la prestación de servicios está obligada a cambiar; continuará, pero con otro tipo de medidas”. En opinión de este profesional, “será fundamental trabajar en nuevos protocolos de intervención que garanticen tanto la adecuada atención al paciente como su seguridad y la del farmacéutico prestador”.
En este sentido, el presidente de Sefac Castilla-La Mancha advierte que las boticas deberán prepararse para recibir próximamente “varias olas” de pacientes. “Recibiremos una ola de pacientes agudos que por miedo no han acudido estas semanas a los centros de salud y han mantenido oculta su patología, pero también otra ola de crónicos que no han tenido controlada su enfermedad y, posiblemente, otra de post-traumáticos”.
Trabajar en protocolos
Por el momento, no existen protocolos específicos para esa farmacia asistencial ‘post-desescalada’ —aunque Sefac sí está trabajando en un documento aglutinador al respecto—
De momento, solo puede hablarse de directrices generales. Entidades como la OMS y la Federación Internacional Farmacéutica sí han sugerido cambios “más centrados en el manejo de las intervenciones y no en la adecuación de espacios”, apunta García. Una sugerencia pasa por evitar intercambiar documentación en las entrevistas con el paciente, y no prolongarlas más allá de 15 minutos.
Una situación por resolver: cómo compaginar las medidas de seguridad con aquellos servicios que requieren contacto
Todo ello, huelga decir, sin obviar el uso de material de protección. Por ejemplo, el CGCOF, a través de su departamento de Servicios Profesionales, indica que en el caso de actuaciones como la toma de tensión se empleen “guantes y mascarilla FFP2 o superior” y se realice una posterior limpieza del espacio. El procedimiento para otras mediciones —glucemia, glucosa…— sería el mismo “pero con el uso de doble guante”, indican.
Llevar la teoría a la práctica
No obstante, la teoría no siempre podrá llevarse a la práctica y es ahí donde se deberán buscar soluciones. “La realización de pruebas de inhalación y exhalación en un servicio de cesación tabáquica obliga a que el paciente se quite la mascarilla”, pone de ejemplo el presidente de Sefac Castilla-La Mancha. El parecer de este profesional es que se establezcan distintos protocolos “según la propia peligrosidad de la intervención”. Y lo justifica:“no es lo mismo una revisión de la medicación que la realización de una cooximetría o la toma de presión arterial que necesita el contacto con el paciente; son riesgos distintos que necesitan medidas distintas”, indica Luis García.
En la definición de estos protocolos también están implicadas las propias universidades. Por ejemplo, en el Máster Universitario en Atención Farmacéutica y Farmacoterapia de la Universidad San Jorge —en el cual es docente María González—, la imposibilidad actual de realizar prácticas y trabajos de investigación in situ en las boticas ha sido reemplazado por la petición a los estudiantes que exploren posibles nuevos protocolos asistenciales en torno a la farmacoterapia y la telemedicina.
Nuevos tiempos, nuevas ‘normalidades’… Y nuevas necesidades. El libro de la farmacia asistencial abre nuevo capítulo. El tiempo dirá cuánto de él será ‘redacción libre’ de la profesión y cuánto ‘dictado’ por el coronavirus y su evolución.
Un plan de 24 propuestas hacia la nueva normalidad
El Consejo General de Farmacéuticos, fruto del trabajo con los colegios provinciales, ha propuesto al Ministerio de Sanidad un plan para aumentar la seguridad y la asistencia a los pacientes durante la desescalada y el paso a la nueva normalidad. Este Plan se compone de 24 medidas alineadas con el Plan para la transición hacia la nueva normalidad del Gobierno.
El objetivo último es garantizar la asistencia de calidad y protección a todos los pacientes, especialmente de los más vulnerables. Las propuestas se articulan en torno a cinco ejes: el aumento de la capacidad asistencial de la Atención Primaria, la vigilancia epidemiológica, medidas de protección colectiva y de protección del personal de las farmacias, así como acciones de promoción social.
El presidente del CGCOF, Jesús Aguilar, ha manifestado que “en esta nueva fase. el CGCOF apuesta por la Atención Primaria como pilar y motor principal de abordaje de la Covid-19”. Entre las propuestas figuran algunas encaminadas a mantener más allá de esta crisis funciones que se realizan actualmente de forma excepcional en las boticas, como la dispensación a domicilio a dependientes o la dispensación de ciertos medicamentos hospitalarios en farmacias a pacientes externos vulnerables.