El paciente trasplantado de órgano sólido supone un reto para los sistemas de salud porque requiere de una atención sanitaria para el resto de su nueva vida. El esfuerzo humano y los recursos que conlleva su intervención que se desaprovecha cuando el trasplante fracasa por factores relacionados con la falta de adherencia. De hecho, la proporción estimada de pacientes trasplantados con falta de cumplimiento de su tratamiento oscila entre el 20 y el 54 por ciento. Es decir, puede llegar a cada 1 de 2 pacientes. La colaboración e implicación del farmacéuticos comunitario y hospitalario podría significar un gran paso en favor del estos pacientes.
España es líder mundial en trasplantes con 113 por millón de habitantes y una vida media superior a 19 años. Los pacientes se enfrentan a un arsenal de nuevos fármacos tras el trasplante que son desconocidos para ellos. Una situación que puede generar una gran incertidumbre. La falta de adherencia a la farmacoterapia inmunosupresora supone la principal causas de rechazo del órgano trasplantado. Incluso la propia adherencia no es constante a lo largo del tiempo. Según estudios, a partir del sector mes, momento donde la adherencia es máxima, empeora de manera progresiva. De hecho, la adherencia también depende del perfil del paciente y se sus características sociales y personales.
Esta circunstancia requiere un “enfoque innovador” basado en la colaboración y la gestión del conocimiento, opina Jordi de Dalmases, vicepresidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF). Donde el farmacéutico comunitario podría jugar un papel mucho más relevante. De hecho, este ha sido un ambicioso objetivo puesto en marcha recientemente el Consejo General y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). Un ejercicio multidisciplinar en favor de uno de los pacientes más complejos que requiere de una “mirada holística y plural, sumando esfuerzos para que la profesión ofrezca lo mejor al paciente trasplantado”, apostilla de Dalmases.
Ruta asistencial FH-FC
La ruta asistencial del paciente tiene tres fases. La primera es la previa al trasplante, que comparten tanto el profesional hospitalario como comunitario y que les involucra en la detección de personas susceptible de TOS o con medidas de adherencia pretrasplante. La fase perioperatoria corresponde a la FH. Pero en la fase postrasplante es donde los farmacéuticos comunitarios pueden involucrarse de manera más decidida.
La cuestión entonces es: ¿Qué se puede hacer desde las boticas? La clave para los expertos es aprovechar el compromiso del farmacéutico comunitario por la salud del paciente en pos de la continuidad asistencial. Para Héctor Castro, farmacéutico de A Coruña, las farmacias son la puerta de entrada al sistema sanitario, pero también es el lugar donde acaba el paciente después de transitar por los nivel asistenciales. Por ello ha de haber “una colaboración natural imprescindible”. De ahí surge el proyecto ‘junTOS‘, presentado recientemente por la SEFH y el CGCOF, una iniciativa dirigida a mejorar el uso seguro y efectivo de los medicamentos en pacientes trasplantados de órgano sólido (riñón, pulmón, corazón, hígado, páncreas e intestino). “Queremos trabajar entre farmacéuticos de forma coordinada y contribuir al desarrollo profesional conjunto”, resume Castro.
Una opinión que comparte Inmaculada Plasencia, farmacéutica del Hospital Nuestra Señora de Candelaria de Santa Cruz de Tenerife, que considera que “de la mano podemos llegar muy lejos con el resto profesionales”. Para ello no sólo es necesario fomentar el papel del farmacéutico dentro de equipos multidisciplinares, “también hace falta el papel del farmacéutico comunitario por su contacto con el paciente. Necesitamos su colaboración para mejorar adherencia, salud y calidad de vida”.
¿Cómo lograrlo? Ana Sangrador, farmacéutica hospitalaria en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, explica que desde el mostrador de las boticas se pueden realizar muchas acciones como medir la adherencia a través de sistemas electrónicos o cuestionarios, revisar la dispensación de recetas, monitorizar los niveles de los inmunosupresores, anticiparse a problemas de tratamiento, promover SPD, conciliar medicación o dar consejos de hábitos de vida, entre muchos otras. Empatizar con el paciente también es muy positivo. De hecho, para Rafael Rodríguez, presidente de Alcer Galicia, los farmacéuticos pueden y deben mejorar la calidad de vida no sólo a través de servicios, también desde el punto de vista humano gracias al reforzamiento de actitudes positivas sobre el propio tratamiento o involucrando a familiares y amigos.
Proyecto ‘junTOS’
Con el fin de materializar esa colaboración entre FH y FC, el CGCOF y la SEFH han impulsado ‘JunTOS‘, un proyecto de mejora de la atención farmacéutica a los pacientes trasplantados de órgano sólido. Una iniciativa que cuenta con el aval de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y seis asociaciones de pacientes.
Esta experiencia nace del grupo de trabajo conjunto entre ambas sociedades que inició su andadura en 2022 y que se ha marcado un ambicioso plan dirigido a mejorar el uso seguro y efectivo de los medicamentos en estos pacientes, que se enfrentan a una nueva situación vital en la que deben seguir un tratamiento crónico y adquirir hábitos de vida saludables. Este proyecto innovador que ha diseñado una guía de actuación para farmacéuticos y ha puesto en marcha un piloto de colaboración entre ambos profesionales.