Nieves Sebastián Madrid | viernes, 18 de octubre de 2019 h |

En septiembre de 2015 los líderes mundiales que forman parte de la ONU fijaron unos objetivos a alcanzar antes del año 2030 con el fin de asegurar la erradicación de la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad. La Organización de Naciones Unidas resume los objetivos finales en 17 puntos que afectan a diferentes ámbitos.

Para alcanzarlos, es imprescindible la colaboración de los Gobiernos de los diferentes países, las empresas del sector privado y de la sociedad civil. Dentro del sector privado, durante estos cuatro años el sector farmacéutico se ha sumado de manera activa a la consecución de estos objetivos a través de diversas iniciativas.

Es el caso, por ejemplo, de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg) o Sigre, que han anunciado recientemente su adhesión a la campaña #ODSéate, cuyo objetivo es difundir de manera masiva de la Agenda 2030 y realizar una llamada a la acción para su cumplimiento.

Pero este trabajo no es nuevo. Desde Farmaindustria recuerdan que en la labor intrínseca de las empresas y entidades del sector farmacéutico se encuentran acciones que contribuyen al cumplimiento de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y es que, según especifican desde la patronal, se trata de un sector cuyo foco se orienta a mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, desarrollando un modelo económico que valora el empleo cualificado y de calidad y que tiene como base conceptos de gran importancia para el progreso como la investigación, el desarrollo y la innovación.

Farmaindustria plantea que son seis los Objetivos de Desarrollo Sostenible de a los que se contribuye y se ha contribuido desde la industria farmacéutica.

Avances en la mejora de la sanidad

En los últimos años se ha hecho más visible que nunca que, cuando la I+D del sector farmacéutico da sus frutos, la salud de las personas mejora sustancialmente. El cáncer o la Hepatitis C son dos de los ejemplos más notables de que el hallazgo de nuevos fármacos es imprescindible para que se produzca un cambio de paradigma en su abordaje. También, la industria farmacéutica produce tratamientos tan importantes como las vacunas, con un impacto más que positivo sobre la salud pública. A partir de aquí, se anima a reforzar los sistemas sanitarios y aumentar los esfuerzos en I+D para lograr una mejor calidad de la salud a nivel global.

Un sector con representación casi equitativa

Si hay un sector que pueda presumir de igualdad de representación en el plano laboral es el de la industria farmacéutica. Aunque en todos los subsectores que comprende la sanidad, las mujeres cuentan con alta representación, en las compañías de la industria destaca el porcentaje de mujeres que ocupan cargos de responsabilidad. El hecho de que el número de mujeres en puestos directivos sea mayor que en otros sectores hace que el farmacéutico sea uno de los que registran una menor brecha salarial. Algunos de los factores que promueven la igualdad son los planes de igualdad o conciliación con los que ya cuentan algunas compañías.

Puesta en valor del empleo cualificado

Uno de los planos que desde la ONU consideran fundamental para que la sociedad avance es que exista un empleo de calidad y la contribución de las compañías al crecimiento económico. En este sentido, el sector es uno de los que más estabilidad laboral garantiza, y uno de los que más contribuye al empleo juvenil. Además, las compañías farmacéuticas han logrado una gran expansión en los últimos años, convirtiéndose en motor de crecimiento en las economías desarrolladas. Son sólo algunas de las características por ofrecer una alta productividad, causada por la diversificación, la modernización tecnológica o la innovación.

Contribución al tejido industrial

Algunas de las señas de identidad del sector farmacéutico son la importancia que otorga a que existan infraestructuras de calidad, su contribución al empleo de calidad, el aumento de la investigación científica o la mejora de la capacidad tecnológica. Todas ellas hacen que este se sitúe a la cabeza de los sectores productivos. Algunas de las cifras que corroboran su posición son que el sector es responsable del 20,3 por ciento de la inversión en I+D que se acomete en España o su aporte a la capacidad de exportación de productos de alta tecnología, representando un 25 por ciento del total en nuestro país.

La sostenibilidad, cada vez más relevante

Con una capacidad productiva tan elevada, se torna fundamental que ésta se realice de una manera sostenible. Por ello, la industria farmacéutica tiene entre sus prioridades el impulso de un uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no tengan un impacto negativo sobre el medio ambiente o la creación de empleos ecológicos que gocen de unas buenas condiciones laborales. La protección del medio ambiente también es un concepto clave en el sector, razón de ser de Sigre, entidad sin ánimo de lucro que colabora en el reciclaje y tratamiento de envases y residuos farmacológicos.

Unión entre partners para avanzar

La unión hace la fuerza. Y más allá de ser un elemento importante dentro de los ODS, es fundamental de cara a mejorar en materia de investigación farmacéutica. Las colaboraciones entre compañías y las alianzas público-privadas son habituales para lograr el desarrollo de nuevos tratamientos. Estas alianzas permiten que se desarrollen ensayos clínicos a nivel internacional. Uno de los puntos que destaca en nuestro país es que la mitad de los fondos dedicados a I+D por las empresas se destinan a proyectos realizados en colaboración con universidades, centros de investigación y hospitales públicos y privados.