Al hablar de salud pública, de manera instintiva se alude de manera general a los médicos o enfermeros y los farmacéuticos quedan opacados por otros profesionales, como si fueran un eslabón perdido de la cadena. En un momento donde los sistemas sanitarios, tensionados por la pandemia, han requerido de un apoyo extra, surge la reflexión del papel de la botica y su implicación en la Atención Primaria. Para la Federación Internacional Farmacéutica (FIP), una farmacia comunitaria integrada en dicha Atención Primaria reduciría la carga de trabajo, generaría mayores recursos económicos y mejoraría la eficacia y la sostenibilidad de los sistemas de salud.

Jack Shen, de la Sociedad Farmacéutica de Malasia, subió al estrado del plenario para ejemplificar esta cuestión: “No queremos ser ignorados“. Durante la pandemia, el país asiático tuvo serios problemas a la hora de prestar sus servicios habituales, principalmente por la dificultad de abastecerse de medicamentos, ya que la mayor parte de los productos son importados y se distribuyen a largas distancias: “No estamos integrados en el sistema de salud”, lamentaba. En los primeros momentos de la pandemia, su Gobierno no valoró que los farmacéuticos tuvieran la capacidad de ofrecer servicios con los que hacer frente a la crisis, Pero, a pesar de los obstáculos, la Farmacia Comunitaria tomó la iniciativa y jugó un papel diferencial.

“Hay que aumentar la presencia online de las farmacias”

Jack Shen

Como explicaba Shen, los farmacéuticos armonizaron su conocimiento y su vínculo en las comunidades con la digitalización, ofreciendo servicios que antes se prestaban en los hospitales. Diseñaron, por ejemplo, una plataforma digital para la detección de contactos y el seguimiento de los contagios. También ofrecieron asesoramiento virtual y otros servicios sanitarios a través de una aplicación móvil. “Hay que aumentar la presencia online de las farmacias”, expresaba. Las farmacias habilitaron plataformas para el comercio en línea ante la gran demanda de medicamentos online y, especialmente, para evitar que los pacientes adquiriesen productos en sitios no seguros que podía suponer un peligro para la salud, al no poder verificar el origen de los mismos. En este sentido, también contactaron con empresas de comercio electrónico para cerciorarse de que el stock que tenían disponible para su venta eran medicamentos auténticos, genuinos y procesados.

Otro de los grandes avances que las boticas implementaron –y que es una de las grandes demandas del sector– fue el envío de medicamentos a los domicilios de los pacientes. También llegaron a acuerdos con empresas para el suministro de los fármacos. Incluso recibieron autorización gubernamental para administrar vacunas.

Los farmacéuticos españoles, en primera línea

Carolina Martínez-Berganza, directora del área internacional del CGCOF, expuso en su intervención que las farmacias actuaron como medio de atención primaria durante los primeros meses de pandemia al atender a 30 millones de personas y otros 2 por vía telefónica: “Somos una fuente confiable y rigurosa para los pacientes”. Por ello, “intentamos ser reconocidos como profesionales de la salud”.

Carolina relataba cómo los farmacéuticos españoles no sólo tenían las puertas abiertas para recibir a los usuarios, también colaboraron con organismos como Fedifar o diversas ONG para evitar el desplazamiento de los pacientes a unos hospitales saturados; junto con la entrega a domicilio, que permitía el acceso a los medicamentos a los más vulnerables. Implementaron protocolos específicos para la detección temprana de la COVID-19 y la posterior comunicación a las autoridades. También realizaron campañas de comunicación con las administraciones para los ciudadanos y evitar la desinformación. Sin olvidar el impulso de la digitalización con el fin de adelantarse al desabastecimiento para, en el caso de que una farmacia no tenga los medicamentos requeridos, ofrecer otra como alternativa.

“La Farmacia es un recurso infrautilizado para detectar nuevas enfermedades”

Lars-Åke Söderlund

Algunas conclusiones

Al debate de integrar la farmacia comunitaria en el sistema de atención primaria se unieron otras voces como la de Daragh Connolly, presidente de la Asociación de Farmacias de Irlanda, que quiso dar la vuelta al argumento y referirse mejor a integrar la Atención Primaria en las farmacias: “Las herramientas que hacen falta para avanzar en la atención primaria ya existen en las farmacias”.

Para los ponentes la clave se halla en que las autoridades reaccionen y atajen los retos presentes y futuros con el sector farmacéutico. Un aumento de servicios que los profesionales han demostrado posible durante la pandemia. Lars-Åke Söderlund, vicepresidente de la FIP, también defiende que hay que ampliar el ámbito de salud de los farmacéuticos: “La Farmacia es un recurso infrautilizado para detectar nuevas enfermedades”. En esa misma línea incidía Carolina Martínez-Berganza: “No estamos sólo para las emergencias, también para la atención diaria“.


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